Tienen la parte superior oscura y la inferior clara o presentan un tono oscuro uniforme. Las pardelas pueden dividirse en dos grupos principales según sus costumbres. Hay tres géneros (Procellaria, Thyellodroma y Calonectris), con patas bastante largas, alas más bien grandes y cola cuneiforme o redondeada que les permite volar y alimentarse tanto en la superficie del agua como en pleno océano. Las formas más "acuáticas" de las pardelas pertenecen a los géneros Adamastor y Puffinus: las alas, la cola y las patas son más cortas, y presentan los tarsos francamente aplastados, evidente adaptación para la captura de presas incluso bajo el agua.
Los Proceláridos pasan todo el tiempo en el mar, salvo durante el período de reproducción, y presentan un grado variable de sociabilidad, originado indudablemente en el hecho de que los diferentes individuos de una especie, o incluso de diferentes especies, se ven obligados a reunirse en aquellas zonas donde se concentra el alimento. Buena prueba de ello es que el fulmar gigante, que se alimenta sobre todo de las carroñas que encuentra en el hielo, muestra un grado menor de sociabihdad.
Los proceláridos, silenciosos cuando están en el mar, son decididamente canoros en las zonas donde nidifican, en las que durante la noche son particularmente activos. Casi todos ellos anidan en islas remotas, rara vez en tierra firme.
Cuales son las aves pardelas
Se ha sostenido que muchos Procelariformes, aunque no todos, son monógamos, hecho comprobado con la técnica del anillamiento. Cabría explicar esta fidelidad conyugal con el hecho de que el macho y la hembra se reencuentran repetidamente en el mismo nido, si bien no se sabe con exactitud qué ocurre con ambos "cónyuges" después de la incubación.
Las actividades propias del cortejo se inician al llegar al lugar elegido para hacer nido y parece que el largo intervalo que precede a Ja puesta sirve para que la hembra coma en abundancia y se provea de las sustancias suficientes para "fabricar" el huevo.
Comúnmente la incubación corre a cargo de ambos sexos, aunque es probable que las sesiones más largas correspondan a la hembra.
Pertenecen a esta familia algunas de las especies más amenazadas de extinción. La acción combinada de las actividades humanas locales con las de tipo "industrial" de las naciones vecinas ha provocado daños a menudo irreparables en el equilibrio natural, especialmente en la zona de las Indias Occidentales. Si nos atenemos a los relatos de un famoso capitán español de 1500, Diego Ramírez, anidaba en aquellos tiempos en las islas Bermudas un simpático procelárido al que los indígenas aplicaban el onomatopéyico nombre de "cahow" (Pterodroma cahow).
En 1609 sobrevino un período de terrible escasez para la población humana de la isla, lo que obligó a sus habitantes a alimentarse de "cahows", sobre todo de sus robustas crías, que capturaban fácilmente en sus nidos-madriguera. La colonia principal estaba ubicada en el islote llamado Cooper y fue tal la explotación humana de esta especie que, en 1616, el gobernador tuvo que promulgar un edicto con el que sancionaba la total protección de aquella ave, útil fuente de alimento en épocas de escasez. Por desgracia fueron muy pocos los "cahows" que sobrevivieron; es más, durante un período de tres siglos la ciencia consideró totalmente extinguida aquella especie.
Sin embargo, una mañana de junio de 1935, el director del laboratorio de New Nonsuch de las Bermudas recibía un paquete de parte del guardián del faro de St. Davies. Dicho director era el famosísimo ornitólogo y naturalista americano William Beebe. Podemos imaginar la sorpresa de aquel experto cuando, al abrir el paquete, se encontró un joven "cahow", considerado extinguido hasta aquel momento. Aquel ejemplar fue enviado a Robert Cushman Murphy, "superespecialis-ta" en aves marinas, para que confirmara la identificación, lo que hizo al momento.
En 1941 fue capturado otro ejemplar, pero hasta 1945, en ocasión de la construcción de una base naval en las Bermudas, no fue descubierta por dos oficiales norteamericanos la probable ubicación de la úUima colonia de "cahows".
En 1951, Murphy y Mowbray organizaron una expedición científica que condujo al descubrimiento de siete nidos de "cahows". Acosado por el hombre y los animales domésticos, el pobre "cahow" encontraba escasísimos lugares donde poder excavar su nido-madriguera, aparte de que debía sufrir la competencia que le hacía otra ave marina mucho más agresiva, el faetón coliblanco (Phaeton lepturus), que esperaba a que el primero hubiese terminado de excavar su madriguera para apoderarse de ella asaeteando al "cahow" a picotazos.
Con ayuda de diversas organizaciones científicas fue posible contratar a un "guardián permanente" encargado de custodiar a los "cahows". Éste fue Richard Thorsell, quien ideó una especie de "embudo" que permitía la entrada al nido únicamente a los pequeños "cahows" y dejaba fuera a los faetones. Gracias a este programa de conservación pudo constituirse en 1966 una colonia con 24 parejas.