El somormujo lavanco

Pocas especies animales han sido estudiadas tan intensamente en todos sus aspectos como el somormujo lavanco, que es además uno de los representantes más vistosos y de mayores dimensiones del orden de los Podicipitiformes. Se trata, en efecto, de un ave acuática por excelencia, que no abandona el liquido elemento hasta que, una vez construido el nido, generalmente flotante, se ve obligada a incubar los huevos. Aparte de esto, durante la primera semana a partir del momento en que se rompe el cascarón, tiene que ocuparse de proteger y dar calor a sus crias.

Éstas casi inmediatamente después de nacer están en condiciones de nadar; y cuando se cansan, buscan refugio en el lomo de sus padres (entre las dos alas replegadas). Pese a ser bastante gregario en determinados períodos, el somormujo lavanco no suele reunirse nunca en grupos numerosos. A veces, sin embargo, se han observado hasta cien individuos juntos. Las aglomeraciones mayores se producen durante el periodo de la muda —época en que los somormujos lavancos se quedan un cierto tiempo sin sus plumas remeras y, por consiguiente, no están en condiciones de volar— o bien hacia finales de invierno y principios de primavera.



En este último caso cabría explicar ¡a aglomeración con el hecho de que, en este período, no abunda el alimento, lo que provoca que se reúnan alrededor de las pocas fuentes de alimento un cierto número de individuos. Al propio tiempo, comienzan también a formarse parejas en el interior del grupo, al principio poco estables, pero que lo serán muy pronto gracias a la consolidación progresiva de los "vínculos" afectivos a través de rituales de cortejo particularmente vistosos, en el curso de los cuales se producen las exhibiciones de todos los ornamentos del plumaje.

La duración del vinculo de la pareja (los somormujos lavancos son monógamos) puede variar y disolverse inmediatamente después de la nidificación, o bien prolongarse durante más tiempo o, finalmente, relajarse durante un cierto tiempo para volverse a restablecer en otoño. En algunos casos la pareja permanece unida durante todo el año. Padre y madre se ocupan de la prole, pero entre los jóvenes y los adultos se establecen relaciones un tanto singulares. En efecto, cada uno de los progenitores se ocupa sólo de una parte de los hijos y "reniega", por asi decirlo, de los demás, precisamente de aquellos que son atendidos por el otro progenitor.

Asi pues, cada adulto tiene únicamente a su cargo, para alimentarlos, el hijo o hijos elegidos y es frecuente que maltrate a los restantes cuando se le acercan.



Características del somormujo lavanco



A modo de contraste con este sistema de "educación" tan rigido aplicado a los pequeños somormujos, cuando se dan dos incubaciones por pareja, es frecuente que los nacidos en la primera ayuden a los padres a alimentar a los más pequeños. Son evidentes las ventajas colectivas de un comportamiento tan altruista como el que acabamos de citar; menos clara resulta, en cambio, la ventaja individual, aun cuando no se excluye que el espíritu de imitación de los jóvenes pueda constituir una fuerte motivación.



El territorio puede ser defendido durante todo el año, aunque adquiere un significado muy concreto durante la reproducción, cuando el territorio familiar comprende las zonas de 'pesca" y las de refugio, aparte por supuesto del espacio de nidificación propiamente dicho. El esquema indicado es válido en condiciones óptimas, es decir, cuando hay abundancia de alimento (sobre todo peces) y de vegetación adecuada.

Las cosas cambian cuando el alimento comienza a escasear, pues entonces los somormujos levantan el vuelo y se dirigen a otras zonas para buscar alimento o escoger zonas de pasto comunes. En cuanto al comportamiento antagónico, puede decirse que la hostilidad no se manifiesta mas que en ocasión de las disputas territoriales o amorosas. Uno y otro sexo defienden enérgicamente sus propios derechos, aunque los más agresivos son los machos.



Se han descrito toda una serie de actitudes características que a menudo no son otra cosa que actos ritualizados. Para el observador atento resulta particularmente fascinante la llamada "danza del pájaro bobo" o bien el intercambio de material para el nido, de peces o de otro alimento cualquiera. Todos los ritos amorosos van acompañados de curiosas voces y llamadas mediante las cuales estas aves consiguen comunicarse.

El comportamiento de los somormujos en general, y del somormujo lavanco en particular, muestra una gran afinidad con el de otros grupos de aves acuáticas. Seria licito suponer, pues, una cierta afinidad morfológica y genética entre somormujos y colimbos. Ciertos investigadores, sin embargo, entre ellos el americano G. Sibley, pudieron demostrar con diferentes criterios la ausencia total de relaciones con cualquier otro grupo de aves acuáticas. La situación sistemática de los somormujos es, pues, un problema que interesa al ornitólogo en general y que exige un mayor perfeccionamiento de los métodos de investigación. La extraordinaria semejanza que presentan con los colimbos se reduce, pues, a un fenómeno de convergencia evolutiva.

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