La defensa de las aves jóvenes

Cuando un extraño se aproxima al nido, los jóvenes ponen en marcha un curioso mecanismo de defensa: "escupen" contra el importuno una secreción oleosa contenida en el estómago. En realidad, esta reacción es propia de todos los Procelariformes, con un proventrículo relativamente grande, provisto de una mucosa que forma "crestas" longitudinales.



Esta estructura particular permite la abundante producción de este tipo de sustancia, casi siempre de un color rojo anaranjado que, al ponerse en contacto con el aire, adquiere un aspecto ceroso. Aparte de su función defensiva, sirve además para impermeabilizar el plumaje, lo que queda demostrado con el hecho de que a menudo los albatros segregan este "aceite" a través de la nariz y, con ayuda del pico, lo esparcen sobre las plumas.

Muchas aves, cuando están asustadas, regurgitan el contenido del canal alimentario, no sólo para arrojarlo sobre su "enemigo" sino también para aligerarse y poder emprender más rápidamente la huida. Es probable, pues, que el hecho de que los Procelariformes escupan no constituya sino un perfeccionamiento de este mecanismo.



Como es la defensa de las aves jóvenes ante los ataques



Las especies que actualmente se reconocen como pertenecientes al género Diomedea son alrededor de una docena, mientras que se atribuyen al género Phoebetria tan sólo dos especies. El albatros por excelencia es el albatros viajero (Diomedea exulans), la especie de mayores dimensiones, con una apertura alar que supera los 3,30, m y en la que, caso excepcional entre los albatros, existe un dimorfismo sexual en la coloración del plumaje. No se debe al azar que esta ave lleve el nombre de viajera, pues se sabe de un individuo anillado en el nido y capturado a más de 10 ООО km de distancia.



En aguas árticas, además, se ha encontrado el albatros de cejas negras (Diomedea melanophrys) que, al igual que la especie anterior, anida en el hemisferio meridional y se mueve entre los 30° y los 60° de latitud sur. Las especies de distribución más meridional, que anidan en pequeñas colonias, pertenecen al género Phoebetria y no sólo difieren de los demás albatros por su coloración oscura y uniforme sino también por su cola más larga, en forma de cuña, y por su anillo blanco periocular.

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